¿Cómo intervenir desde el Trabajo Social con menores trans?

El término transexual empezó a utilizarse en 1940 para denominar a las personas que deseaban vivir de forma permanente como personas del “sexo sentido” que les correspondía desde el nacimiento, no con el “sexo biológico” que terceras personas les asignaron al nacer de forma errónea, limitándose exclusivamente a la apariencia de sus genitales. En los años 60 la obra “The Transsexual Phenomenon” (1966) de Harry Benjamin supuso un hito, ya que, a pesar de que la transexualidad seguía enmarcada como patología, era la primera vez que se daba nombre a lo que muchas personas habían experimentado interiormente sin poder denominarlo. Este texto supuso la comprensión de la transexualidad tal como se entiende actualmente.

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L@s menores y jóvenes que rompen las normas de género o que son trans, se exponen a una vulnerabilidad que puede tener grandes costes en su vida, a corto, medio y largo plazo.

En lo referente a la atención a menores trans, no todas las personas tienen que ser expertas en transexualidad; es suficiente con tener y mostrar las ganas de ayudar convirtiendo la situación que están viviendo en una ocasión para llevar a cabo una acción social transformadora. Una actitud receptiva, empática, de escucha y que ofrezca un vínculo cercano puede transformar la hostilidad y violencia que pueden sufrir. Es muy importante que durante los primeros años las principales figuras de apego transmitan la idea a las niñas y niños, de que son valiosos por ser como son, únicos e irrepetibles.

Hay que tener muy en cuenta que estos menores trans pueden sufrir buying e, incluso, abandonar el sistema educativo al no sentirse apoyados. Si trabajamos en un centro educativo es recomendable apoyarles con acciones que faciliten su vida escolar (apoyarle en su nombre elegido; generar espacios neutrales al género…); transformar el clima escolar para que sea más inclusivo abordando dudas e ideas erróneas que otros menores puedan tener; involucrar a las familias a establecer un clima escolar positivo; que haya un referente con quienes puedan hablar y que controle más del tema; promover una educación afectivo-sexual… y todas estas acciones deberían ser para todo el centro escolar.

Además, cuando tratemos con un menor trans debemos: usar el nombre, pronombre y términos que prefiera; respetar los límites de la intimidad; implicar a la familia y obtener su apoyo; que conozcan a otras personas en situaciones similares, etc.

Como profesionales de lo social, debe movernos la tarea de apoyar a las personas con las que coexistimos o convivimos, de acompañarles en su búsqueda por una identidad vivible, acorde con su sentimiento, independientemente de lo establecido en unas rancias normas de género. Podemos ofrecer apoyo y acompañamiento, como profesionales, como familiares, o simplemente como personas, apoyo que ayude a construir un sentimiento vital; como sentirse parte de una familia, estar a gusto en el centro escolar, formar parte de una pandilla y tener planes para el fin de semana, participar en los espacios de socialización o tener modelos
positivos que les ayuden a proyectar un futuro posible. Esos vínculos y apoyos que son imprescindibles para todo el mundo a la hora de crecer como personas adultas equilibradas, libres y saludables también lo son para las personas trans. Debemos por tanto movilizar a todos los agentes sociales para que este apoyo sea real.

 

Foto: el diario

Fuente: Curso: menores trans: estudio de una realidad en la que intervenir desde el Trabajo Social

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