“El Trabajador Social es una herramienta del estado de bienestar que sirve como colchón para amortiguar el impacto que produce las desigualdades sociales”. El Trabajador Social Alejandro Rodríguez nos cuenta su opinión sobre el Estado de Bienestar.
Breve historia del Estado de Bienestar
Imaginad un niño saltando de una silla a otra y en el suelo un colchón. El niño salta peligrosamente entre esas sillas y se esfuerza por llevar al limite sus habilidades. En un momento salta de espalda y cae al suelo contra el colchón. El susto le hace aprender la lección, y sus heridas le recordarán para la siguiente ocasión la importancia de aterrizar con el peso adecuadamente distribuido, pero lo más importante es que el niño podrá retomar de nuevo el juego y perfeccionar el salto gracias al colchón. De no haber colchón el golpe sería bastante doloroso, incluso, podría desembocar en una desgracia. Pero ¿Cómo se traslada esa metáfora el mundo real?.
Recordad la Europa de post guerra, Alemania derrotada, las ciudades aliadas destruidas y una pujante América que se alza como potencia mundial. Los líderes de Europa, Rusia y Norte América ya se han reunido en Yalta y el pastel ha sido dividido. Quedando por un lado la Unión Soviética, y por el otro los países aliados. Esos países miraban con terror a la Unión Soviética ya que era capaz de afrontar otra gran guerra gracias a su sistema de producción. En la época de preguerra, las desigualdades sociales, y el malestar de la población encumbraron a las dictaduras fascistas y comunistas al poder. Derrotadas las primeras, ahora las ideologías marxistas calaban en la población.
Ahí nació el Estado de Bienestar, y el cochón se rellenó de sanidad, educación y servicios sociales. No fue algo natural, como algunos quieran pensar, ni siquiera la voluntad del propio pueblo europeo, fue un temor de los gobernantes y las fuerzas económicas imperantes. Un “O cedemos en esto, o nos decapitan en la plaza del pueblo”. El capitalismo cedió, permitiendo al Estado una mayor presencia. En torno a los 60, en Europa tenían aseguradas las necesidades sanitarias, educativas y sociales. Las crisis se sucedían con relativa tranquilidad, las personas podían confiar en sistemas que de cierta forma paliasen su situación… Pero durante ese proceso, se consideró que el EB no era tan importante como para invertir tanto dinero. El Estado de Bienestar se debilita y la gestión privada cobra una gran importancia.
Como Trabajadores/as Sociales somos un pequeño muelle que recibimos los impactos de las injusticias de la sociedad y nos esforzamos para que el golpe sea lo menos doloroso posible. Aunque nos quieran retirar del escenario, las mareas naranjas, verdes y blancas luchamos por los tres pilares del EB.
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