El trato hacia las personas con enfermedad mental

enfermedad mental

¿Cómo eran los manicomios?

La Ley de Sanidad de 1986 dio inicio a la reforma psiquiátrica en España y desde entonces hubo un gran cambio en el trato hacia estas personas. Antiguamente, los llamados “locos” eran encerrados en centros donde estaban sobremedicados y no tenían ninguna posibilidad de recuperación. En torno a los años 90, los hospitales psiquiátricos fueron cerrándose poco a poco y se empezó a tratar a estas personas como seres humanos que son. Con esta reforma lo que pretendían era equipararnos con otros países de Europa (parece ser que siempre hemos ido atrás en todo). Hombres y mujeres encerrados en condiciones infrahumanas pasarían a considerarse ciudadanos con el derecho a recibir un tratamiento adecuado, del mismo modo que si tuviesen cualquier otra enfermedad.

Cuando se cerraron estos Hospitales, todos los enfermos tuvieron que irse a sus casas y las familias tuvieron que compensar las carencias de recursos, sin apenas contar con apoyos ni información sobre cómo realizar esta complicada tarea. Años después, comenzaron a abrirse centros especializados con los que contamos actualmente, donde muchos profesionales hacen una gran labor tratando la enfermedad mental. En estos centros se previenen los empeoramientos, se fomenta la autonomía, se les hace conscientes de que tienen una enfermedad, se hacen seguimientos… En definitiva, se les trata para que puedan llevar una vida lo más normalizada posible.

Muchos han sido (y continúan siendo) los prejuicios hacia este colectivo. Unos prejuicios sin fundamento, que no hacían más que perjudicar y aislar a las personas que padecían una enfermedad mental. Actualmente, la sociedad tiene otra mirada frente a las personas con alguna discapacidad, pero, la enfermedad mental, sigue provocando dudas y temores infundados en buena parte de la población. Seamos seres sociables e integrémoslos como merecen. Si os interesa este tema, os recomiendo el libro “Los renglones torcidos de Dios” de Torcuato Luca de Tena.

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