¿Por qué nos llaman Asistentes Sociales?

La profesión del Trabajo Social ha ido evolucionando con el paso de los años. Pese a que la formación actual es de Trabajador/a Social, en la mayoría de ocasiones nos siguen llamando Asistentes/as Sociales…  ¿Por qué?

La definición de Trabajo Social ha ido cambiando con el paso del tiempo. En sus comienzos, la ayuda a la sociedad se centraba en la beneficiencia y, sobre todo, era la Iglesia la encargada de ayudar a los más «necesitados/as». No es hasta 1849 cuando se crea la primera Ley que respaldaba la beneficiencia social. Hasta hace escasamente poco, cualquier persona podía dedicarse a esto, sólo necesitaba un poco de vocación.

Años después, con el paso del tiempo y nuevos problemas que tratar, tenía que formarse una figura, más formal, que se dedicara a la asistencia social. Es así como aparecieron los primeros Asistentes Sociales, formados en la primera Escuela para la Formación de Asistentes Sociales Dr. Roviralta en Barcelona. La cosa siguió evolucionando y en torno al 1966, ya había un Título de Grado Medio de Asistente Social. Unos 15 años más tarde, aproximádamente, la vida sigue evolucionando y se crea una formación más específica, la del Trabajador/a Social, que puedes encontrar en las Universidades.

Con la instauración de la democracia se inicia un período de grandes transformaciones. Se revisa a nivel mundial el Trabajo Social. Replanteamiento, interrogantes, y búsqueda dentro del contexto y la problemática social de cada país. En los 80, el Trabajo Social asume en nuestro país el compromiso de sensibilizar a la opinión pública y extender los criterios que fundamentan la nueva política social y el sistema público de los Servicios Sociales. Actualmente, ya no encontramos la Diplomatura de Trabajo Social, sino el Grado en Trabajo Social.

A los/as Trabajadores/as Sociales nos sigue chirriando esa palabreja. A diario la escuchamos y no sólo en nuestro trabajo; también en los medios de comunicación, en algunas entidades, etc.