¿Volvemos a la beneficencia?
Tradicionalmente, el Trabajo Social se centraba en la beneficencia. Después, se fue configurando como profesión y disciplina que abordaba los problemas sociales a través de cambios en las situaciones carenciales, pero no es hasta Mery Richmon cuando se configura como disciplina científica, como profesión.
Siglo XXI ¿vuelta a la beneficencia?
Se llama beneficencia al conjunto de instituciones que la administración pone de forma gratuita a disposición de los más necesitados para proporcionarles sustento y desarrollo físico y personal. Antiguamente, las casas de misericordia, las casas de socorro, los hospitales de enfermos, los hospitales de convalecientes, entre otras instituciones de este tipo, eran los encargados de ayudar a las personas. Solían ser monjas, curas… los encargados de este trabajo.
En torno a los años 60, el TS ya se considera una profesión. Años después se crea el Estado de Bienestar. El TS se centra en promover el desarrollo pleno del individuo y de los grupos donde se integra, potenciando su participación en la búsqueda de recursos y priorizando las necesidades sociales más urgentes. Pese a que el objetivo es movilizar los recursos de la persona y su entorno, para que pueda, por sí mismo, resolver su situación, lo cierto es que actualmente hemos vuelto un poco al pasado.
Debido a la crisis por la que estamos pasando, la mayor parte de las ayudas se concentran en cubrir las necesidades básicas con alimentos o una pequeña prestación económica que no solucionan el problema sólo le ponen un parche. Actualmente, somos meros burócratas que nos limitamos a comprobar si cumple el perfil para poder darles lo que piden. Parece ser que el objetivo principal del TS está desapareciendo… o, espero, que sólo sea algo puntual ya que, si no, estaríamos volviendo a la beneficencia.